El abandono de uno de los padres cuando el niño es pequeño deja una huella que actúa como un lastre el resto de la vida hasta que se consigue sanar.

Las heridas más fuertes que se materializan en el niño es una baja autoestima y un miedo que se va enquistando en lo más profundo de su ser.

No siempre somos conscientes del daño que esto ocasiona en los primeros años de vida, las personas que están cerca del niño, tal vez, no sean lo suficientemente amorosas después del abandono paterno y esto deja unas huellas profundas de dolor en el inconsciente del niño.

Al crecer, y no ser consentidos amorosamente por los adultos, las creencias que se desarrollan en la personita se ven afectadas en las actitudes, pensamientos y conductas.

En mi caso, sufrí el abandono de mi padre a la edad de 3 años, aparte de sentir que él salió físicamente de mi vida, también sentí el abandono emocional. A mi alrededor entendí que cada uno debía ocuparse de sus propios problemas y la dejadez emocional recibida no llenó el vacío de una niña desamparada. Entiendo que cada uno hizo lo que pudo, pero eso lo entiendo ahora. 

Las consecuencias que derivan del abandono, suelen llegar a ser graves, aunque no se es consciente, ya que uno vive sumergido en algo que cree normal, afectan especialmente en lo emocional. Los comportamientos en la infancia ya son diferentes y conforme vas creciendo empiezan a salir actitudes más notables. 

La culpa y baja autoestima es algo que viene de serie. Pasas la fase en la que te culpabilizas de la partida de tu padre y por eso te abandonó. Existe el sentimiento de no sentirse válido y sentirse despreciable o defectuoso, por eso el papa se marchó. Creces con un enorme sentimiento de culpa y una bajísima autoestima. 

Piensas, si la persona que debería quererme más que nada en el mundo decidió no estar a mi lado, debo ser realmente mala persona y de poco valor. 

Ahora sé, que este pensamiento es lógico en la situación en la que se desarrolló mi infancia, pero lo pude ver cuando he conseguido sanar. Ese sentimiento es algo que queda de las secuelas del abandono. 

Otras heridas que se desarrollan son la desconfianza en otras personas y un miedo enorme al abandono. Este miedo al abandono provoca en muchos casos personas muy sumisas y dependientes, sumamente complacientes hacía los demás. En mi caso desarrollé una fuerte dependencia emocional y una baja autoestima entre otras cosas. 

Después de años de trabajo, quiero ayudarte a transitar este camino, aunque, duro es lo mejor que puedes hacer para ti, para sanar, para quererte y aprender a soltar.

¿Sientes ese miedo que paraliza? ¿Miedo a estar sola? ¿Miedo a no poder vivir sin otra persona a tu lado? ¿sientes inseguridad? ¿Sientes que debes complacer a la otra persona por no perderla? ¿Eres capaz de lo que sea por no perder a la otra persona? ¿Necesitas que te quieran? 

Cada una de estas preguntas y más, las sufrí de forma desmesurada. ¿Cómo te resuenan a ti?